- María Clares Moya, mujer con parálisis cerebral, es psicóloga y en septiembre se ha incorporado como orientadora en un instituto preferente de motóricos
- Además, ha sido galardonada con un Premio Alumni UAM en la categoría Compromiso social y Sostenibilidad
Prepararse unas oposiciones no es fácil para nadie, y el posterior proceso de realización de los exámenes puede parecer eterno. Para María Clares, psicóloga con parálisis cerebral y máster en Formación del Profesorado en Educación Secundaria, ha sido toda una odisea… Pero con final feliz, porque tras tanto tiempo de estudio y de lucha burocrática, ha aprobado las oposiciones de orientadora y trabajará en un Instituto de Educación Secundaria.
Por otro lado, su universidad la ha obsequiado con un merecido Premio Alumni UAM, concretamente en la categoría Compromiso social y Sostenibilidad, que reconoce el impacto de su cuento María y el Mar.
María nos ha concedido esta entrevista, en la que relata sus dos logros más recientes.
Acabas de incorporarte como orientadora en un instituto preferente de motóricos. ¿Cómo te sientes al respecto?
Me hace muchísima ilusión porque, como ya sabéis, el hecho de trabajar para una persona con Parálisis Cerebral con grandes necesidades de apoyo no es nada fácil.
¿Cómo, cuándo y de quién fue la idea de presentarte como candidata al Premio AlumniUAM 2023?
Surgió entre el profesorado de la Facultad de Psicología que seguía de cerca tu trayectoria tras salir de esta universidad. Prepararon un escrito que fue presentado por uno de los docentes, que defendió mi candidatura.
¿Cómo te sientes tras haber ganado el premio?
Me siento muy contenta y privilegiada de haberme llevado este premio ya que muy pocas personas lo reciben. Además, agradecida a la universidad, no solo por el premio sino por su compromiso, por la inclusión y la igualdad de oportunidades.
¿Cómo cambia la percepción que tienen de ti los niños y niñas con los que trabajas tras leerles el cuento María y el Mar?
Cambia bastante. Tras la lectura del cuento el alumnado adquiere un mayor conocimiento acerca de la discapacidad, concretamente, la Parálisis Cerebral. Por ejemplo, me di cuenta de que, tras la lectura del cuento, dejaban de percibir la discapacidad como un problema o como una enfermedad, que somos capaces de hacer cosas por nosotros mismos…
Esto sucede porque actualmente no existe competencia curricular que obligue a trabajar este tema con el alumnado, sino que cada centro puede elegir si abordarlo o no y cómo hacerlo. Considero que debería darse más importancia a la inclusión desde que son pequeños, puesto que de esta forma se evitarían muchos estereotipos y prejuicios.
¿Qué consejo le darías a las personas con parálisis cerebral que deseen trabajar con niños?
Les diría que no tengan miedo, que los niños y niñas lo único que tienen es curiosidad, y os harán preguntas para satisfacerla, pero no tienen ningún estereotipo ni prejuicio. Por ejemplo, cuando realizo la actividad, antes de leer el cuento yo les hago preguntas y una de ellas es “¿Sois iguales o diferentes a mí y por qué?”. Su respuesta casi siempre suele ser “Eres diferente porque llevas vestido, pendientes, gafas…” pero nunca me han dicho “diferente porque vas en silla de ruedas o diferente porque hablas raro”.
En julio tuviste el último examen de las oposiciones de orientadora. ¿Cómo ha sido para ti el proceso de preparación para los exámenes y la realización de los mismos?
Ha sido duro y difícil, pero no por la preparación de la oposición en sí. En ese sentido he tenido la suerte de prepararme en la academia OrientaT Preparadoras, que son muy buenas profesionales y se han adaptado a mis necesidades. El proceso de exámenes, sin embargo, no ha sido fácil.
A las personas con discapacidad, para opositar, se nos solicita un informe de aptitud. Dicho informe evalúa las capacidades o las destrezas laborales que la persona solicitante todavía conserva, el grado de afectación que pudiera tener (leve, moderado o grave) para el desarrollo de determinadas tareas, así como las contraindicaciones laborales. Es decir, las ocupaciones, puestos de trabajo o funciones que puede desempeñar el trabajador o trabajadora y los apoyos necesarios para ello, independientemente del origen de su discapacidad, así como del grado de discapacidad que tenga reconocido. Este informe dictamina si eres apto o no para desempeñar tu puesto de trabajo. En mi caso, se me consideró No Apta sin ni siquiera conocerme, pero gracias a la ayuda de varias personas (entre ellas Ángeles Blanco, abogada de Confederación ASPACE), conseguí que me considerasen Apta.
En cuanto a la realización de los exámenes, semanas antes del examen fui a que me valoraran y dictaminaran, en el centro base, las adaptaciones para la realización de los exámenes. Posteriormente, Recursos Humanos debería haberse puesto en contacto conmigo para confirmarme finalmente de qué forma iba a realizar cada uno de los exámenes, pero eso no fue así y mi sorpresa fue cuando llegué al primer examen y no estaban preparadas las adaptaciones que se acordaron en el centro base. Por ello, ese mismo día mi tribunal de oposición, aunque estaba dispuesto a realizar las adaptaciones acordadas por el centro base, se tuvo que poner en contacto con Recursos Humanos para ver si ellos las aprobaban. No lograban contactarlos, lo que provocó que tuviese que empezar el examen una hora y media después. Aunque finalmente se me concedieron las adaptaciones, todos estos contratiempos hicieron que me pusiera nerviosa y no lo hiciera todo lo bien que me hubiese gustado. Además, yo me presenté a dos procesos de oposición y esa misma tarde tenía otro examen, pero debido al retraso del primero, apenas tuve un descanso de 30 minutos entre uno y otro. Estuve desde las 9 de la mañana hasta las 20:30 de la noche.
¿Cómo te sentiste cuando terminaste los exámenes?
Es un sentimiento agridulce, puesto que uno de los procesos sí que lo aprobé pero no obtuve plaza, ya que solo hay una plaza para personas con discapacidad. A pesar de ello, estoy contenta porque voy a formar parte de la lista de interinos.
¿Desde el principio tenías claro que querías ser orientadora o lo decidiste durante tu etapa universitaria?
Mi decisión de ser orientadora vino porque en Bachillerato tuve bastantes problemas con la orientadora. Decidí que quería dedicarme a ello porque desde este ámbito llegamos a una parte de la sociedad muy permeable a cualquier tipo de estímulo. En mi caso, pretendo brindar estímulos positivos para contribuir a hacer esta sociedad más tolerante y más inclusiva.
¿Qué consejo le darías a las personas con parálisis cerebral que deseen opositar?
Con constancia, esfuerzo y trabajo llegarás a conseguir todo aquello que te propongas, no te rindas ante las adversidades. Además, con tu lucha también ayudarás a otras personas que en un futuro quieran opositar.
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